Nace de la voluntad de coser un vacio generado en la ciudad histórica de Rimini, quedando dividida actualmente por una gran diferencia de cota entre el embalse, el puente de Augusto, y dos barrios totalmente desconectados entre si. Se plantea un parque, una plaza y un museo.
La plaza, con un parking subterráneo con acceso rodado desde la calle principal, cuenta con jardineras que también son lugares de descanso para los ciudadanos y permiten, gracias a sus diferentes orientaciones, poder disfrutar de unas vistas cambiantes en toda ella. Para solucionar la diferencia de desnivel que se encuentra entre la ciudad y el embalse se plantea una grada como lugar de esparcimiento desde el cual se puede disfrutar de las hermosas vistas, pudiendo ser recorrida.
El museo tiene la doble función de albergar los restos del puente de Augusto que actualmente se encuentran dispersos por este vacío, por otro lado, la pieza se organiza dividida en dos partes quedando unidas por una enorme cubierta que las cobija. Este paso servirá de puerta entre el parque y la ciudad.
A partir de una serie de recorridos y diversos usos se organiza este espacio teniendo como punto de inicio la plaza por la que se accede principalmente y llegando hasta el embalse y ofreciendo así una magnífica vista de todo el proyecto.