Los restos del antiguo Maristán de Granada se encuentran en un lugar estratégico junto al rio Darro, siendo un recorrido muy transitado tanto para turistas como para los habitantes locales, por este motivo se presenta como un espacio de singular importancia. Esta parcela albergaba originalmente el antiguo Maristán de Granada construido en el siglo XIV, teniendo otros usos posteriormente: Casa de la Moneda en el XVI, fábrica de vinos en el XVIII y casa de vecinos a finales del XVIII principios del XIX. Actualmente se encuentra en un estado de ruina quedando en pie únicamente la planta baja de la crujía sur, que linda con los edificios que dan fachada al rio Darro, así como algunos arranques de muros. También se conserva la traza original de la alberca que está ubicada en el centro del patio y funciona como elemento vertebrador de todo el edificio. En el Albayzin se aprecian carencias de equipamientos, teniendo la voluntad de mejorar esas condiciones de partida y hacer mucho más enriquecedora la vida de los vecinos en el lugar, permitiendo así un aumento en su actividad cívica e intelectual, con el fin de resultar atractivo no solo para el turismo sino también para los residentes convirtiéndolo en un punto de referencia para amantes de las actividades culturales. El proyecto plantea la creación de un espacio destinado fundamentalmente a sus habitantes, creando diversos talleres culturales, espacios vecinales, sala de exposiciones y demás usos que mejoren sus condiciones, a fin de crear un punto de actividad que ayude a dinamizar la trama urbana y devuelva al barrio la vitalidad perdida, aprovechando su estratégica situación como nexo de unión entre el barrio del Albayzin y el centro de la ciudad.
A partir del análisis de pequeños ensanches que se producen en la trama urbana del barrio del Albayzín, se observa entre sus dos fachadas, la de calle Bañuelo y Calle Portería Concepción, una apertura que cobra especial significación al tratarse de un barrio en el que es tan importante el espacio construido como los intersticios, cobrando un valor completo si se estudian en su conjunto como partes de un todo indivisible. La propuesta se apoya en ese lugar singular, estando el acceso principal vinculado directamente a él, de manera que ese ensanche viene a formar parte del proyecto, acompañándolo en un gesto que genera la entrada, únicamente delimitada por una marquesina utilizando la sombra que ella proyecta como elemento que acota el espacio del recinto. Este acceso al edificio se hace de manera ascendente, por un lado, se consigue igualar la cota de la calle con la de la preexistencia de la crujía sur y por otro, genera un recorrido de transición entre el espacio exterior y el interior. Situar la entrada principal en esa esquina del solar no es algo que venga únicamente apoyado por este espacio intersticial generado a modo de pequeña plaza, sino que existe un interés también por conectar la propuesta realizada con el barrio por la Placeta de la concepción, con las partes altas y con el centro de la ciudad por medio de la calle Bañuelo que nos acompaña directamente a la acera del Darro, siendo este un eje que conecta las partes más céntricas con el itinerario turístico de la ciudad.
A partir de una serie de usos culturales, como son: diversos talleres formativos, de artesanía, de música, de baile, de exposiciones, salas de reuniones y espacios destinados para las asociaciones vecinales. Todos ellos se articulan entorno a un espacio interior que sirve de distribuidor y que también formará parte del programa completándose con otras plazas del barrio de manera que se dinamice su actividad cultural creando un itinerario donde se pueda encontrar un amplio programa de actividades sugerentes para los vecinos. Existe una independencia de los diferentes volúmenes que componen la propuesta, con el fin de ser adaptables a las nuevas necesidades que se generen en el barrio, permitiendo cambios en función de nuevos usos o intereses derivados del paso del tiempo. El programa se organiza a partir de tres círculos superpuestos: en la planta de las ruinas, se organizan los talleres en el espacio comprendido entre los arranques de los muros del antiguo Maristán y la alberca, de esta manera se respetan todas las preexistencias, teniendo la voluntad crear un ensamblaje entre los restos que se han conservado y la intervención propuesta. En la planta primera, los diferentes volúmenes se organizan a partir del patio central teniendo conexiones entre ambas plantas. La cubierta se plantea como un espacio destinado a jardín y que permite disfrutar de las magníficas vistas del entorno.
Teniendo en cuenta que el solar se encuentra en uno de los barrios más significativos de la ciudad, con una gran dificultad a la hora de poder acceder con vehículos de grandes dimensiones. Por otro lado, la necesidad de integrar el mayor número de restos existentes en la nueva propuesta, teniendo especial cuidado en el impacto de la estructura en los restos existentes. La cimentación se plantea con micropilotaje a una profundidad de 9 metros, ya que es ahí donde se encuentra suelo firme estando arriostrados en las dos direcciones para absorber los movimientos del edificio en caso de sismo. Para la intervención se ha tenido en cuenta minimizar todo lo posible el impacto en las ruinas para su preservación, por este motivo se utiliza pórticos de acero arriostrados también el las dos direcciones con forjado colaborante compuesto por chapa colaborante y capa de compresión de hormigón, permitiendo una disminución del peso estructural y como consecuencia, las dimensiones de la cimentación serán más contendidas.